El consumo doméstico en núcleos urbanos es la principal presión sobre los acuíferos, consumiendo hasta el 60 % de las aguas subterráneas. La alternativa al agua de los acuíferos es el agua desalada pero todavía en el año 2018 las desaladoras no funcionan a pleno rendimiento durante el invierno. Este verano de 2019 las desaladoras están al máximo funcionamiento por la fuerte demanda estival. Sin embargo, es necesario un uso prioritario de agua desalada también en invierno para reducir la presión urbana sobre los acuíferos y permitir su recuperación. Este cambio es fundamental para garantizar agua subterránea para la agricultura y tener reservas hídricas para los periodos de sequía.